— ^ '■j?^ P JUSTA RECLAMACI aUE LOS REPRESENTANTES D E LA CASA REAL DE ESPAÑA DOÑA CARLOTA JUAQUINA DE BOURBON PRINCESA DE PORTUGAL Y BRAZIL, DON PEDRO CARLOS DE BOURBON Y BRAGANZA. INFANTE DE ESPAÑA, HACEN A' SU ALTEZA REAL EL PRINCIPE REGENTE DE PORTUGAL para que se aigne atender , proteger , y conservar los sagrados Derechos , que Su Augusta Casa tiene al Trono de las Españas c Indias, y que el Emperador de los Franceses por medio de una abdica- ción ó renuncia executada por la violencia raíis atroz y detes- tablé , acaba de arrancar de la manos del Rey Don Carlos IV. 5 y de Sus Altezas Reales el Principe de Asturias 5 é Infantes Don Carlos, y Don Antonio, L j«_jAS infaustas noticias llegadas de España sobre la occupacion de la Ca- pital y principales Puestos Militares por los Franceses, eneraigos declarados de la Corona de Portugal, y no rrenos hostiles por su. conducta á la de Est paña, nos affligieron grandemente, porque al instante previmos la esclavitud- del fie! y generoso Pueblo Español , y de consiguiente la P>.uína del Trono de Nuestros Abuelos. - La irregular conducía del Emperador de los Franceses , y los injustos proce- deres de sus Generales y demás Minisiros , tiempos hace que nos hablan dado sobrados motivos para manifestar al mundo todo ios justos resentimientos que en aquel entonces tubiemos por conveniente sufocar con el silencio; conside- rando que no necessitaban del auxilio de Nuestra voz para que fuese patente Nuestra Razón y Justicia, ultrajadas por el Despotismo de un peder absolu- r to: pero ahora que sabemos la perfidia con que baxo la capadeuna conferen- cja amisrosa EIRcy, Geíe de Nucsfra Cí?sa , y todos los Miembr^.s de Núes- mi taraiha en hspafia fueron ^persuadidos á poner sus personas en ías manos de aquel que amenazaba á sus Derechos, á los Nuestros, y á los de todos los Vasallos del Rey de las Españas : perfidia, por la qual dios fueron primera- mente violentados a firmar actos formales de abdicación y renuncia y depues conducidos individualmente fuera del Reyno , para sepultarlos en los lucres manchados ya con la sangre de otros Miembros de Nuestra Real Familia Lle- nos de horror con tales atentados, Juzgamos propio de Nuestro deber el im- plorar el auxilio de Vuestra Alteza Real como Nuestro Arrimo y Prorector Natural inmediato , pidiéndole socorros contra la propagación de este Siste- ma^ usurpador , que absorbe los Estados de Europa unos depues de otros em- peñando á Vuestra Alteza Real en favor de Nuestra Causa, para que con su poder y respetos Nos ponga en estado (como los mas inmediatos Deudos del- Key de las Espanas ) de poder conservar Sus Derechos y con ellos asegurar los Nuestros, conbinando las Fuerzas Portuguesas, Españolas, cingletas para impedir a los Franceses que con sus exércitos prsctiquem en América ias mis- mas violencias y subversiunes que ya cometieron sobre quasi toda la extensión de la Europa. , i Vuestra Alteza Real en consideración al estado y situación en que se halla Nuestro Augusto Pidre, y respective Tio, con las demás Familia de mestra Augusta Casa de España , no podrá menos que justificar este Proceder ^uestro i Proceder que está fundado en ios principios y leyes fundamentales de Ja Monarquía Española, e ios que nunca nos separaremos ; Proceder auto- rizado por los incontrastables principios de Justicia Divina y Natural; y que como tai esperam..s que merecerá la aprobación de Nuestro querido Tio el Key de las Dos Sicilias, la de Su Real Familia, y la de todas aquellas Per- sonas que en esto son mas interesadas. Este mismo proceder lo consideramos como cosa esperada por los Miembros de Nuestra Familia infeliz y desgracia- da que se halla cercada, y oprimida por la fuerza , removida de Su Reyno, y lo que seguramente le será mas doloroso , separada del Regazo de Su mui araauo? Vasallos , los Fieles, los Constantes, los Generosos Españoles. Tal es el concepto que nos quieren significar Nuestros muí amados Her- manos y Tío, el Principe de Asturias, y los Infante^ Don Carlos y Don An- tonio, quando después de haber escrito la entrada de las Tropas Francesas y su superioridad en numero, dicen asi. _ »» En este estado de cosas, reflexionando Sus Altezas Reales ¡a situa- >» Clon en que se hallan , y las delicadas circunstancias en que igualmente se " í , n ff ",^ considerando que en tal conflicto qualquier atendido de parte y* del Pueblo Español para la reparación de sus Derechos acarrearla mas bien » ruina que provecho, sin otro resultado que hacer coírer Rios de Sangre » y ocasionar la pérdida indubitable á lo menos de gran parte de sus Provine » cías y de rodas las Colonias Transmarinas. » Esfe modo de hablar parece ofrecernos pruebas evidentes: Primo de- Ja Violencia que se hacia á los Principes para que escribieran sin permitirles es- cribir quanto elies quisieran para manifestar Sus Sentimientos : Segundo, que SI acaso Ja España no estubiera en tales circunstancias y sujeta á un exército enemigo, ellos mismos no juzgarían inútil una tentativa de los Habitantes pa- ra recuperar sus Derechos: Tercero, que quando esto sucediera á las Colonias Iransmannas, ell:is se perderían, y en estas palabras vemos una insinuación tacita pero muí evidente que Ellos hacen á Nosotros , y á Sus mui fieles Cora-- \ patriotas auh libres para que de unánime consentimiento propendamos todos á la defensa y conservación de sus Derechos. . Esiamos por lo tanto en la firme persuasión que este será el modo de pensar de Nuestros Tios en Sicilia, como igualmente de los demás Miembros de Nuestra Real Familia , y de todos Nuestros Compatriotas que hallan li- bras y distantes de semejantes insultos y opresiones. Roma 5 la Depositarla de Nuestra Religión Santa, se halla de nuevo insultada y sujeta á este poder arbitrario y perturbador de toda la Europa. En vano Su Santidad protesta contra el extrañamiento de los Eminentísimos Car- denales ; en vano ordena que solamente se muevan quando la violencia les obli- gue : no tiene mas recurso que quejarse f lamentarse , como nosotros lo ve- mos en su acto firmado por el Eminentísimo Cardenal Doria Pamílli, dicien- do , ^«1? íaks miras conocidamente st dirigen á subvertir jy á acabar la po- te stad de la Iglesia. Felizes Nosotros, los que nos hallamos de esta parte del Atlántico, pues que no estaraos sujetos ni tampoco en circunstancias de serlo , si aparrando le- jos de nosotros todo espíritu de partido , logramos aquella períecía Union y alianza, que al paso que enlaze- nuestros sentimientos reúna también nuestros recursos con los quales pueda formarse una fuerza respetable capaz por sí so^ la de resistir y rechazar qualquiera invasión , y de asegurar contra la ambi- ción Francesa nuestros intereses, nuestra libertad , y nuestras propias vidas. Nosotros , ni por un solo instante podejmos dudar de la Italtad y amor que en todos tiempos han manifestado los Habitantes de las Américas á Nues- tra Augusta Casa y mui particularmente á Nuestro muí querido Padre , por quien en estos últimos tiempos han sacrificado sus vidas é intereses, J dado las mayores pruebas de su lealtad. En esta inteligencia y ciertos que la des- gracia de Nuestra Familia habrá contristado sus espíritus, que siempre se haa interesado por la conservación de Nuestros Derechos, Esperamos que median- te los respetos y auxilios de Vuestra Alteza Real se podrá realizar una per- fecta alianza con los Vasallos del Rey de las Españas existentes en América , y que por ella podremos con facilidad librarnos de los ataques de! enemigo, y evitar por un medio tan justo y saludable, el fomento délas discordias fami» liares que mui de continuo se sueltan entre los Vasallos de ambos Reynos, cuyas consequencias producen siempre un funesto resultado. Para ver realizadas Nuestras justas y sanas intencione? , desearlos tener Oportunidad segura para comunicarlas á los Gefes, Trilunajes y deroas Per° sonas , en quienes se halla legítimamente depositada la autoridad de Nuestro Señor y Rey la que en ningún modo pretendemos alterar ni disíTíinuir , y si solo conservar y defender para líbrala del poder de ios Franceses , á cuyo fin esperamos que Vuestra Alteza Real se interese rambien con el Almirante de Nuestro fuerte y poderoso Aliado el Rey de la Gran Bretaña, para que orde- ne y disponga sus fuerzas de un modo que sin faltar á la defensa de Vuestra Alteza Real y Cosías del Brasil sean útiles á las Riberas y Costas del Rio de la Piara y demss Dominios de la América Española, y de ninguro modo per- judiciales á su Navegación y Comercio que tienen aquellos Habitantes en es» te y demás puertos de este Principado , cuya Protección no dudamos que Nos será inniediaramenre dispensada por la Generosidad y Noble Carácter át\ Rey de la Gran Bretaña y de su poderosa Nación. Por ultimo rogarnos á Vuestra Alteza Real se sirva poner á Nuestra Disposion todos ¡os oiedios que Nos sean necesarios para comunicar Nuestra? intenciones á los Gefes, Tribunales, AuEoridádeS Civiles y Eclesiasíieas , ed \AA-V«-/^ (go6 S^f í,^ quienes reside en todo su vigor y fuerza la autoridad de Nuestro Augusto Rejr y Señor , y en su lealtad depositados los Derechos de Nuestra Real Casa , los que deseamos sostener inviolables durante la desgracia con que se halla oprimida la ambicien Francesa Nuestra Real Familia de España. / Escrita en el Palacio del Rio de Janeiro á los 19 de Agosto de 1808. La Princesa DOÑA CARLOTA JUAQUINA deBOURBON. El Infante D. PEDRO CARLOS de BOURBON y BRAGANZA. Na Offic. de J. F. M. de Campos.